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¿Quiere ser CEO? Póngase en forma

Tim McNair, gerente general de Martin Guitar, realiza una rutina de ejercicios al menos tres veces por semana. El ejecutivo se propone bajar 30 kilos.

Nuevas investigaciones sugieren que unos cuantos kilos de más o una cintura ligeramente más gruesa afecta la percepción sobre la capacidad de liderazgo de un ejecutivo, así como su vigor en el trabajo.
Aunque los entrenamientos para maratones y el ejercicio de madrugada no forman parte de las tareas propias de un gerente, los expertos en liderazgo y reclutadores de ejecutivos indican que mantenerse en forma es ahora prácticamente un requisito para cualquier persona que aspire a ocupar la oficina principal.
"Debido a que las exigencias del liderazgo son bastante extenuantes, el aspecto físico tan importante como todo lo demás", destaca Sharon McDowell-Larsen, una fisióloga de ejercicio que dirige un programa de entrenamiento físico para ejecutivos para el Centro de Liderazgo Creativo (CCL, por sus siglas en inglés), una organización sin ánimo de lucro.
Aunque el peso sigue siendo un tema de conversación tabú en la oficina, es difícil pasarlo por alto. Un ejecutivo pesado es considerado menos capaz debido a conjeturas sobre cómo el peso influye en la salud y la energía, asevera Barry Posner, profesor de liderazgo de la Escuela de Negocios Leavey de la Universidad de Santa Clara. Dice que no puede nombrar a un solo presidente ejecutivo con sobrepeso en la lista Fortune 500. "Tenemos estereotipos acerca de los gordos, así que cuando vemos a un alto ejecutivo con sobrepeso, nuestra reacción inicial no es positiva".