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Las 15 reglas de oro sobre dinero para su hijo


Quizá tenga que repetir las lecciones decenas de veces, pero al final lo escucharán

Los niños y el dinero, simple matemática: desde que nacen hasta que se gradúan de la universidad, los hijos consumen dólares como si fueran caramelos.

Las demandas financieras de criar un niño exigen que el dinero que podría ahorrar para su jubilación o para comprar una casa mejor, un auto deportivo o unas vacaciones más lujosas, debe, necesariamente, ser reservado para visitas al pediatra, uniformes escolares, juguetes, cuentas de ahorro para la universidad, una minivan, un viaje a Disneylandia y otros, por qué no, caramelos.

No digo esto para menospreciar a los niños. Yo tengo dos, y el dinero no es nada comparado con la felicidad que nos dan a mí y a mi esposa. No obstante, eso no quita el hecho de que cuando llega un niño —en realidad, meses antes de que llegue— su papel como adulto cambia de forma radical. Al igual que las finanzas de su familia.

No sólo tendrá que gastar decenas de miles de dólares durante las próximas dos décadas, sino que además tendrá la obligación de orientar a sus hijos sobre el dinero para que de adultos se adapten bien al mundo financiero y tengan una saludable relación con sus ingresos. Usted, como padre, es el primer y más importante eslabón en ese proceso de aprendizaje.

Mucho que enseñar

Para medir qué tan bien los alumnos de décimo segundo grado comprendían los aspectos básicos de las finanzas personales, la organización sin fines de lucro Jump$tart, una coalición que promueve el desarrollo de habilidades de manejo de dinero entre los estudiantes, halló que apenas 10% podía responder preguntas sobre finanzas de manera satisfactoria. En total, cerca de la mitad de los estudiantes reprobaron un examen sobre conocimientos básicos de finanzas personales.

Sin embargo, la vida adulta requiere esos conocimientos y, por lo tanto, los niños necesitan mejor información para manejar sus recursos de forma más efectiva en el futuro.

Los niños tienen una capacidad infinita para escuchar lo que dicen sus padres, incluso cuando creemos que no han escuchado ni una palabra. El concepto que quiere explicar tal vez no sea captado por su hijo la primera vez. O la tercera o la octava. Pero llegará el momento en que lo que diga por enésima vez, y la forma en que lo exprese, el ambiente o la experiencia que su hijo acaba de tener, harán que su lección sea asimilada casi milagrosamente. Quizá no lo note en ese momento, pero lo sabrá cuando vea u oiga a su niño aplicar sus lecciones.

Hace cerca de un año, cuando volvíamos de un partido de fútbol de mi hijo, un lujoso auto deportivo pasó al lado nuestro y el compañero de mi hijo que viajaba con nosotros dijo: "Wow, ese tipo es rico".

Mi hijo, concentrado en su consola de videojuego portátil, levantó la vista y respondió: "No es cuánto dinero gastas lo que te hace rico. Ese tipo quizá se gastó todo su dinero en ese auto y no tiene nada más. Así que podría no ser rico en absoluto".

Eso demostró que Mamá y Papá realmente pueden hacer una diferencia cuando deciden inculcar un poco de sabiduría financiera en sus hijos. Pero el comentario de mi hijo no estaba basado en un solo sermón que le había dado. Las lecciones habían empezado temprano, y su mamá y yo las reiteramos una y otra vez.

Los niños son más fáciles de impresionar, pero eso no quiere decir que no puedan deshacerse de costumbres o creencias. Aun así, sus mensajes no tendrán tanta fuerza si los comunica cuando ya son adolescentes. Habrá hecho su trabajo si su hijo, cuando sea adulto, comprende las bases de las finanzas personales. Ese será un legado mucho mayor que cualquier herencia que pueda dejarle.
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