Para describir a un buen directivo, habitualmente, se piensa en su capacidad de liderazgo, su visión estratégica, su impulso innovador, la facilidad para conectar con su equipo… Sin embargo, hay un aspecto que se suele olvidar pero que es fundamental: dar feedback a sus empleados. Algo tan sencillo como explicarles qué hacen bien, qué mal y en qué pueden mejorar. Una conversación en la que se les hace saber que se les tiene en cuenta, que su trabajo importa.
Isaac Jauli y Enrique Reig, autores de Retroalimentación positiva consideran que “el feedback o la retroalimentación (como ellos la llaman) es una herramienta fundamental tanto para los jefes como para los trabajadores”. Defienden que “el diálogo y la escucha son las piezas clave de este proceso que permiten a ambos interlocutores esclarecer los puntos de mejora”. Pero recalcan que para que el proceso funcione es esencial que “el jefe mantenga una actitud de humildad. Hay que mantenerse firmes en los comentarios, estar bien documentados, pero reconociendo siempre que nadie es dueño de la verdad absoluta”.
Su objetivo